Guadalupe Correa-Cabrera
28/08/2018 - 11:57 pm
Un Nuevo Tratado Comercial EU-México
Donald J. Trump ha resultado ser un extraordinario negociador y comunicador eficaz en lo que se refiere a su capacidad para obtener lo que quiere cuando se trata de México. Los resultados de las recientes negociaciones bilaterales entre Estados Unidos y México para firmar eventualmente un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)—que incluiría a Canadá si todo sale bien—le fueron muy favorables al mandatario estadounidense y a su país en general. Asimismo, Trump logró ejercer presión adicional sobre Canadá para que atienda a sus exigencias después de haber convencido en lo fundamental a su dócil aliado del sur de Norteamérica.
Donald J. Trump ha resultado ser un extraordinario negociador y comunicador eficaz en lo que se refiere a su capacidad para obtener lo que quiere cuando se trata de México. Los resultados de las recientes negociaciones bilaterales entre Estados Unidos y México para firmar eventualmente un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)—que incluiría a Canadá si todo sale bien—le fueron muy favorables al mandatario estadounidense y a su país en general. Asimismo, Trump logró ejercer presión adicional sobre Canadá para que atienda a sus exigencias después de haber convencido en lo fundamental a su dócil aliado del sur de Norteamérica.
Sin ahondar en los detalles técnicos de la reciente negociación, ni en la definitividad o no del acuerdo que ciertamente requiere de la participación de Canadá y el aval del Senado estadounidense (no siendo tan sencillo como lo presenta Trump), podemos apreciar claramente una jugada maestra por parte de Estados Unidos. Finalmente, el equipo de Trump logra presionar y convencer a México de que el TLCAN es imprescindible—y de que su cancelación pondría en jaque a toda la economía mexicana—por lo que es preciso ceder ante todo lo que es importante para nuestros vecinos, aunque vaya en contra de nuestros propios intereses.
Y vaya que el rescate de la industria automotriz estadounidense y la defensa de los intereses de los trabajadores manufactureros de ese país es de gran relevancia para nuestros vecinos del norte. Sólo basta recordar las promesas de Donald Trump al respecto, la gran cobertura que dieron recientemente los medios mainstream al sector automotriz en la región, así como la discusión sobre los “muy bajos salarios” que reciben los trabajadores mexicanos en dicha industria por parte de notables comentaristas en ambos lados de la frontera. El TLCAN, el déficit comercial con México y las supuestas pérdidas para Estados Unidos de un esquema que ellos mismos diseñaron y promovieron por más de veinte años son temas de gran relevancia para aquellos que apoyan fielmente al presidente estadounidense.
A poco más de dos meses de las elecciones intermedias en Estados Unidos, esta parte de la renegociación del tratado comercial con México parece ser una victoria notable para Donald Trump. Por el contrario, esto podría en realidad representar una pérdida general en materia de competitividad para el sector industrial mexicano. Ciertamente, los salarios son demasiado bajos para nuestros connacionales en diversas áreas del sector manufacturo, y muy especialmente en la maquila. Lo anterior, bajo la lógica de un modelo neoliberal y según el planteamiento de las ventajas comparativas en una economía de mercado, era bueno para todos. Ahora parece ser que para algunos sectores industriales en Estados Unidos esto no era tan bueno. No obstante lo anterior, e identificando los principales problemas bajo la misma óptica neoliberal, Estados Unidos reconsidera posiciones y establece prioridades, eliminando del tratado lo que no le es conveniente—como nuestras ventajas comparativas, las canadienses, y un mecanismo más justo de solución de controversias.
Haciendo un análisis general de los resultados de esta última negociación pareciera ser que México cedió en casi todo con tal de no perder su posición como socio de segunda en un tratado que muy poco le ha beneficiado en lo general, pero que sí ha beneficiado enormemente a un selecto grupo de empresarios mexicanos en el sector manufacturero. Las nuevas condiciones afectarían aún más al país, y a su sector automotriz en particular pues con las nuevas reglas se limitará severamente la producción en México. Es muy poco probable además que nuestros trabajadores reciban los mayores salarios acordados, pues bajo el nuevo esquema salarial, no serán ellos los contratados. Finalmente, ¿por qué no se negociaron mejores condiciones laborales y salarios en otros segmentos de la industria maquiladora en México? ¿Por qué el enfoque exclusivo en la industria automotriz?
Pareciera ser que México no vio mayores posibilidades de negociar en otras áreas ni en otros espacios. Esta visión parece haber sido compartida y negociada con anterioridad con el futuro presidente de México y su equipo de colaboradores. En fin, no resultan sorprendentes los más que mediocres resultados para México de la renegociación bilateral del tratado pues evidencian el servilismo y la poca pericia negociadora que han caracterizado durante toda la administración a los colaboradores de Peña Nieto (y sobre todo al “canciller aprendiz”). Lo que quizás sorprende son las declaraciones de representantes del gobierno entrante de México, avalando estas acciones que parecen poco beneficiar a México y mucho a Estados Unidos
México cedió en casi todo lo que quería Estados Unidos; cedió en todo lo importante para ellos. Y el gobierno entrante, a través de Marcelo Ebrard y Jesús Seade, avalaron el servilismo e incompetencia de quienes van de salida. Cabe destacar que debió haber una negociación previa en México para avalar el resultado. Para el hombre designado por el próximo gobierno mexicano para la renegociación del TLCAN, el nuevo acuerdo entre Estados Unidos y México sobre el tema de los autos es “balanceado” y satisfactorio para la industria. Por su parte, el futuro canciller mexicano, Marcelo Ebrard, señala que éste es un “avance positivo” pues “por una parte, reduce la incertidumbre sobre la economía, y por la otra recoge las principales preocupaciones planteadas por el equipo del Presiente electo.”
No obstante la actitud irrespetuosa de Trump hacia México y su gente, nuestro país prefiere adelantársele a Canadá y se confirma como el mejor, el más dócil y el más fiel aliado de su vecino del norte. No es la primera vez que nuestro país opera en favor de los intereses estadounidenses. La cooperación anti-narcóticos, los resultados de la reforma energética, y la cooperación en materia de seguridad fronteriza (incluyendo el Plan Frontera Sur) parecen confirmar esta tendencia. Pareciera ser entonces que como dice Tony Payán, parafraseando a Lyndon B. Johnson, “en los últimos años, Estados Unidos cuenta con dos embajadores en Mexico, uno de nacionalidad estadounidense que despacha en Paseo de la Reforma y uno más: el canciller mexicano.”
Este lunes, en su oficina oval, Trump se mostraba contento y celebraba con gran júbilo junto con los “brillantes representantes” del gobierno mexicano. En una llamada telefónica con todo y altavoz—que inició con una breve falla técnica—el Presidente de Estados Unidos saluda a su contraparte. Y con un tono más bien condescendiente (quizás despectivo) dice: “Gracias Enrique ¡Felicitaciones!”. Atendiendo al protocolo, “Enrique” responde amablemente a Trump llamándolo siempre “Presidente”. La llamada fue emblemática, pues evidencia personalidades específicas, una agenda clara, y una relación desequilibrada entre dos socios que no son iguales. En realidad, pareciera haber sido la llamada entre un “Dueño” o un “Jefe” y uno más de sus empleados.
Traducción al español de un extracto de la conversación del 27 de agosto entre Trump y Peña Nieto sobre lo que el mandatario estadounidense llamó “El Tratado Comercial Estados Unidos-México”:
Despacho Oval de la Casa Blanca
11:09 A.M. EDT
PRESIDENTE TRUMP: Hola a todos. Este es un gran día para el comercio, un gran día para nuestro país. Mucha gente pensó que nunca llegaríamos hasta aquí porque todos negociamos fuertemente. Nosotros lo hicimos, al igual que México. Y esta es una cosa tremenda.
Esto tiene que ver con lo que se llegó a llamar TLCAN. Nosotros lo vamos a llamar el Tratado Comercial Estados Unidos-México, y nos vamos a deshacer del nombre TLCAN. Tiene una mala connotación pues Estados Unidos fue dañado muy fuertemente por el TLCAN por muchos años. Y ahora tenemos un acuerdo realmente bueno para ambos países, y nos encontramos muy entusiasmados por ello.
Y yo creo que el presidente está en el teléfono. ¿Enrique? Lo puedes conectar. Dime cuándo.
¿Cómo estás? Es una gran cosa. Mucha gente está esperando. ¿Hola? ¿Quieres ponerlo en este teléfono, por favor? ¿Hola? Sé útil.
PRESIDENTE PEÑA NIETO: (Como se interpreta.) Presidente Trump, ¿cómo está usted? Buenos días.
PRESIDENTE TRUMP: Muy bien, Enrique. Y felicitaciones. Esta es realmente una cosa fantástica. Todos nosotros hemos trabajado muy duro y tus brillantes representantes se encuentra sentados justo enfrente de mí. Y yo pensé que podríamos felicitarnos los unos a los otros antes de anunciarlo. Y yo sé que tendremos una conferencia de presa formal en el futuro no tan distante.
El resto de la transcripción en inglés se encuentra en: https://www.whitehouse.gov/briefings-statements/remarks-president-trump-phone-call-president-pena-nieto-mexico-united-states-mexico-trade-agreement/. Recomiendo ampliamente su lectura.
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